Todo fluye de Vasili Grossman


¿Por qué leer Todo fluye? De las muchísimas razones para leer a Grossman y a sus obras, destacaría que leer esta novela es conocer la historia rusa, conocer las consecuencias de un comunismo despota, es descubrir hasta donde puede llegar la condición humana, la esclavitud y el abuso del poder sobre un pueblo que sufre el hambre, que se ve amenazado por el gobierno, despojado de libertad y condenado al silencio. Todo fluye es la desgarradora historia del pueblo ruso, una nación oprimida por el estado estalinista. Esta es la obra testimonial de Grossman (1905-1964), escritor y periodísta soviético, estamos ante una obra íntima, escrita con total sinceridad y sin ningun tipo de censura, la cercana muerte del autor (a causa del cáncer) le incita a escribir Todo fluye sin pudor alguno.
La obra que nosotros leemos es una reconstrucción del manuscrito original; el autor comenzó la novela en 1955, sin embargo, la primera versión que tenemos no nos llega hasta 1989. Por ello en muchas ocasiones tenemos la sensación de estar ante una obra fragmentaria, un texto que alberga en su interior numerosas historias y relatos. Al leer el libro nos damos cuenta de que Todo fluye es sobretodo un testamento espiritual, un resumen de las opniniones, creencias y conclusiones que Grossman mantenía sobre el régimen soviético. 

Si nos internamos en la estructura interna observamos dos niveles narrativos, uno de ellos es la propia narración, el otro las digresiones del protagonista que en innumerables ocasiones pueden extrapolarse a los pensamientos del propio autor.

La historia de Grossman comienza con la salida de Ivan Grigórievich de un campo de trabajo (un gulag), su liberación se produce una vez ha muerto Stalin. Al ser liberado Ivan regresa a Moscú donde se encuentra con su primo Nikolái Andréyevich y su esposa María Pávlovna y se instala con ellos. Su estancia en Moscú será breve a causa de las discrepancias con el primo que no acaba de manifestar en su presencia, y por encima de todo a causa de la angustia producida por la gran ciudad. Ivan fue condenado a los campos de trabajo forzado siendo un joven estudiante y a su regreso de ellos nos encontramos con un hombre maduro, de cabellos canos, que se siente fuera de lugar en la gran metrópoli. La ciudad le parece un enorme mecanismo que no es capaz de entender. Durante su estancia en Moscú, Ivan se encontrará con su delator, ese encuentro propiciará en la novela una reflexión sobre la corrupción moral y los intereses privados digna de admiración. Ivan acabará encontrando trabajo y mudándose a casa de Anna Serguéyevna, las múltiples conversaciones con ella y la soledad que ambos comparten acabará provocando una relación sentimental entre ambos. De las conversaciones que mantienen podemos destacar profundas reflexiones sobre los campos de prisioneros tanto de hombres como de mujeres, el desgarrador relato sobre la hambruna de los campesinos, así como la indiferencia del poder ante la muerte de miles de personas. Son conversaciones chocantes para un lector alejado de la esfera social y cultural rusa por su dramatismo y por la monstruosidad de los hechos narrados, pero de gran valor moral y didáctico. El final del relato decantará con un intento de reemprender el origen perdido. Hasta aquí puedo leer.

A este esqueleto narrativo se le superponen historias de atrocidades individuales o colectivas, y reflexiones en voz alta sobre la humanidad y la barbarie de la historia soviética. En numerosas ocasiones observamos como la obra tiene cierto aspecto de collage, la narración está repleta de relatos, sucesos, crónicas… Hay una clara necesidad de comunicar y de pensar. El lector necesita saber lo que la obra nos comunica. Pese a esa visión fragmentaria, Todo fluye es una obra recomendada, necesaria e interesante porque contiene el reflejo de una sociedad. El entramado de la historia demuestra una gran comprensión de la naturaleza y la sensibilidad humana. Grossman nos hace un balance de un mundo de delataciones, traiciones y falsedad. Un mundo repleto de corrupción moral. Nos muestra la falta de libertad, la degeneración moral y social, además de descubrirnos las monstruosidades estalinistas cometidas. 

A lo largo del relato Vasili Grossman va haciendo un análisis de la personalidad política tanto de Lenin como de Stalin. Nos dice que Lenin será el destructor de los principios morales del pasado en nombre de los futuros y que se aprecia en él un menosprecio por el sufrimiento humano. Lenin  gobierna mediante la intransigencia y desprecia la verdad y la libertad en pos de alcanzar sus propios objetivos. De esto concluirá que a pesar del carácter totalitario de su lider la raíz de todo se encuentra en el espíritu ruso, un espíritu gobernado durante años mediante la esclavitud de la cual no logra separarse. En el afán de Lenin por progresar lo único que consigue es hacer de Rusia un estado esclavista e intolerante. Poco a poco el relato también se va acercando a la figura de Stalin, de él se nos dice que ocupará el lugar de Lenin a su muerte. La obra critica el exterminio total de libertad por parte de Stalin, su afán opresor, los asesinatos, el gulag y la utilización del terror para fortalecer el estado. 

Grossman reflexiona por encima de todo sobre la tragedia del pueblo ruso, reconsidera sus principios éticos, nos dice que el hombre se siente moralmente sucio. El libro es una confesión sobre la sociedad y el régimen. Durante la trama hará énfasis en que la libertad no puede morir ya que es la vida misma. Aún después de morir Stalin vemos como en la novela el pueblo ruso se desarrolla pero lo hace con una escasez de libertad notoría, la desconfianza generalizada de los ciudadanos se convierte en el pan de cada día. 

Como elemento a destacar podemos comentar el capítulo 7 donde tenemos una pequeña puesta en escena de un drama entre un acusador anónimo y sus delatores. En él se analizan las responsabilidades y se justifican sus actos. Se afirma que el estado es el culpable de la existencia de delatores. “La naturaleza del hombre los hace viles y bellos. Ellos se dejan llevar por sus debilidades, por sus miedos”. 

Entre algunas de las digresiones del protagonista encontramos la que ocurre en una de las conversaciones con Anna, en el capítulo 14 donde se nos narra la colectivización forzada y la deskualización. Anna nos habla de las purgas del 37, la hambruna de 30 y el antisemitismo del 53. El poder oculta la verdad sobre está hambruna al pueblo soviético que se mantiene en la ignorancia. Nos hace un relato desgarrador sobre una familia servicial y trabajadora que murió a causa de la falta de alimentos y la posterior indiferencia del jefe de brigada al ver los cadáveres. Grossman cierra el capítulo con una frase lapidaria y de necesaria mención: “los campesinos solo hallaban la paz en la muerte”.

Aunque durante el relato Grossman muestra un pesimismo existencial bastante marcado, el final del mismo abre una puerta a la esperanza, un posible futuro en libertad. La figura del mar será la representación metafórica de esa libertad ansiada. Por otro lado, se nos muestra la muerte como el único posible encuentro con la libertad hasta el momento, la única posibilidad de liberarse de las cadenas impuestas por el régimen soviético. Si Ivan es el protagonista elegido por Grossman para guiarnos durante la trama no es pura casualidad, aquello que representa sería todo lo que compone la esencia humana: la libertad, la bondad, la fuerza de la vida y las ganas de seguir luchando a pesar de una dolorosa existencia.

Al cerrar el libro y reflexionar sobre lo leído percibimos como en última instancia es el estado, tanto zarista como soviético,  el culpable de la aniquilación del hombre, de la presencia de delatores, de perseguidores, de torturadores, de verdugos, y de hombres y mujeres asesinados, encarcelados o expulsados. Leer a Grossman es cuestionar las medidas que durante años tomaron los poderes totalitarios, es replantearse la moral de una época. Leer Todo fluye es aprender sobre los errores de la historia, es descubrir hasta dónde puede llegar la miseria humana en favor de los poderes políticos y unos pocos privilegiados, y es descubrir entre todo esto un pequeño resplandor, una pequeña esperanza a la que agarrarse para no acabar destruido. Como opinión personal me ha parecido un libro totalmente recomendable tanto por su carácter documental como testimonial, página a página se nos muestra la deshumanización instaurada por el poder, su intolerancia, sus homicidios y su crueldad sustentados en unos valores ideológicos que pasan por encima de innumerables vidas humanas.

GROSSMAN, Vasili (1989): Todo fluye. Galaxia Gutenberg, 2008-10. 

 

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